martes, 22 de marzo de 2011

Abel y Cain

Hace solo un poco de tiempo alguien en mi de familia política falleció, y ademas del dolor de la perdida de un ser querido se desato una guerra de dimes y diretes entre los tíos mayores los hijos del finado y los primos de los mismos, yo quizá no tenga mucho derecho a opinar, solo hablo como un pequeño espectador que ve a lo lejos como una familia se desgarra por situaciones que se salieron de control, pero:

¡¡¡Vamos gente!!! Seamos sinceros y... el que este libre de pecado que tire la primera piedra.

Todos absolutamente todos los seres humamos que pisamos esta tierra, evolucionados o hechos por dios, somos imperfectos y cometemos errores, unos en nombre del amor, otros en nombre de dios y otros por pura y limpia estupidez.

Y como tales no tenemos derecho a juzgar los errores de los demás.

¿Que nos da derecho a sentir que somos alguien para juzgar a otros? En el fondo se, que esto se responde con lo dicho anteriormente, nuestra imperfección nos hace cometer errores como este, pero por que si no somos capaces de ver nuestros propios defectos nos fijamos incisivamente en los de los demás.

Este es un llamado a la honestidad... pero a la honestidad con nosotros mismos, dejemos de mirar al vecino y echemos un buen vistazo al espejo cada vez que esa otra persona hace algo que no nos parece correcto.

Si pensamos que por que hacen las cosas de forma diferente a como lo hacemos nosotros esta mal, los que estamos mal somos nosotros por no ser capaces de ver mas allá de nuestras pestañas.

Este post va acá y no en mi árbol familiar, por que no quiero que se sientan juzgados por lo que digo, simplemente es mi necesidad expresar mi sentir al respecto de lo que sucede.

Familia, la familia es el centro del universo, y considero que si no somos capaces de entendernos y aceptarnos como somos dentro de la misma el universo esta jodido, a donde vamos si no sabemos de donde venimos y peor aun si no aceptamos de donde venimos.

Abramos los brazos y abrasemos, preparemos los labios y besemos que el amor fraternal es el combustible del motor del mundo y ese motor es la familia.